Taxi
Un apunte histórico
Cuando Juana I y Felipe el Hermoso ocuparon el trono de Castilla ampliaron el convenio con el italiano Francesco de Tassis (Franz von Taxis en alemán), Maestre de Postas de Holanda y Burgundia, para extender las comunicaciones postales desde Holanda y Alemania a Francia y España. El contrato exigía que la correspondencia llegara en 44 horas de Bruselas a París, en 12 días de Bruselas a Toledo y en 15 días a Granada. Un documento de 1518 conservado en los archivos españoles registra el nombramiento de Bautista Taxis, de la familia von Taxis, como Correo Mayor del Reino.
De estos hechos nos quedaremos con el dato de que por París pasaban los correos de Taxis.
Fiacres y simones
Entre 1620 y 1630 aparecieron en Francia los primeros coches de alquiler, puestos en servicio por parte de un maestro constructor de coches de Amiens. Tenían la parada cerca del Hôtel de Saint-Fiacre por lo que serían conocidos como fiacres. El nuevo negocio funcionó bien y pronto se instaló en París, unos años más tarde la capital francesa disponía de cuatro empresas de alquiler de coches de caballos.
En España el rey Carlos III (1759 a 1788) otorgó un privilegio por el que se concedía al constructor de coches Simón Garrou la explotación de un servicio de alquiler en Madrid de coches de caballos, que enseguida se conocerían como simones, denominación que permaneció en uso hasta la desaparición de este tipo de coche, ya en el siglo XX.
La Exposición universal de París de 1889 marcó un cambio significativo en el cobro del servicio de coches de alquiler, por los abusos de precio a los clientes y las disputas entre los propietarios de los coches y los cocheros asalariados. El Ayuntamiento de París tomó cartas en el asunto y propuso la creación de contadores horo-kilométricos que registrasen automáticamente los recorridos y su coste.
Un decreto de junio de 1890 estableció las condiciones que deberían cumplir los nuevos aparatos, que tendrían que estar instalados en el plazo de un año, inicialmente para las empresas con más de 25 coches. Tres años más tarde entró en vigor la instalación de estos aparatos en todos los coches de alquiler de París. Pronto se demostró que el nuevo sistema era el mejor para los clientes, los cocheros y los propietarios de los coches.
Del taxámetro al taxímetro
Varios fabricantes franceses presentaron sus modelos de compteur horo-kilométrique, pero el ganador fue el denominado taxamètre, construido y presentado por el alemán F.W. Bruhn. El nombre hacía referencia a su función de contador y calculador de la tasa a pagar. Como consecuencia, en 1904 se formó en París la Société Française du Taxamètre, en la que participaban varios empresarios franceses y también su inventor Bruhn. El objeto de la empresa era la fabricación del aparato y su explotación comercial.
Su inventor había bautizado el nuevo aparato como taxámetro, y como tal fue incluido en el nombre de la nueva empresa. Sin embargo tres años más tarde, en 1907, su nombre había evolucionado a taxímetro y no solo denominaba el aparato, sino también el vehículo que daba el servicio.
Entre 1904 y 1905 varios lectores escriben al periódico de París Le Pêle-Mêle (revoltijo) protestando por la creciente utilización de taximètre en lugar de taxamètre, justificando que en taxamètre se unen las dos funciones de medir y de aplicar una tasa, mientras que en taximètre esto no ocurre, aunque otros encontraron el origen de taxi en el griego antiguo, también como pago de un servicio.
Un nuevo dato, que no tuvo comentarios, lo proporcionó otro lector indicando que el término taximètre ya existía para designar un aparato náutico parecido a una brújula sin aguja que sirve para medir la posición angular del barco con referencia a un punto externo, por lo que consideraba que se debería mantener taxamètre en los coches de alquiler.
No consta ninguna decisión oficial ni de la Académie Française sobre el tema, por lo que todo parece indicar que fueron los usuarios y el público quienes se decantaron por taximètre, quizás porque sonaba mejor. Pero también cabe pensar que no hubiera sido ajeno el hecho de que antiguamente pasaban por París los servicios de transporte de correspondencia del Maestre de Postas Franz von Taxis. El paso de taximètre a taxi fue por simple economía de lenguaje
Resulta curioso ver que en francés le taxi tiene género masculino, mientras que la voiture (coche) mantiene su femenino.
Los primeros aparatos instalados en Madrid datan de 1909, cuando ya se había consolidado la denominación de taxímetro; la noticia aparece en El Imparcial del 27 de marzo de aquel año: «Hoy empezarán a prestar servicio público los nuevos coches de plaza automóviles de taxímetro. Son elegantes y cómodos y tienen cuatro asientos. Por ahora solo funcionarán seis».
Por cierto que si hubiera prosperado taxámetro, el taxi sería el taxa, que suena peor.
(Manuel Lage, presidente de la Comisión Técnica ‘Observatorio de Términos de Automoción’ de ASEPA).